Errores que algún día pasan factura. Errores del pasado que dañan tu presente cuando menos te lo esperas. El amor es tan ciego, y he pasado por ello alguna que otra vez e incluso me he puesto yo solita esa venda en los ojos para no darme cuenta a qué clase de personas metía en mi vida. Eran tantos avisos, tantas advertencias por parte de amigos, enemigos y conocidos, y yo sin hacer nada porque las personas a veces somos mazoquistas. Sabemos lo qué nos puede esperar juntándonos con unas personas u otras, pero si entre ese "juntar" nace un sentimiento más fuerte, es bastante difícil alejarse, aunque sepas que es lo mejor, alejarse, es prácticamente imposible. Tu mente dice que lo hagas, pero en el sentimiento no manda la mente, manda el corazón, y aunque parezca cursi, cosa que no soy, es la verdad. Está visto y comprobado. Después de cometer un error, puedes pedir perdón mil veces, que eso no quita lo hecho, ni te limpiará la conciencia, ni te hará sentir mejor, pero bueno, al menos tengo la tranquilidad de que la persona engañada sabe la verdad por mi parte, que la crea o no después de las pruebas no es mi problema. Eso sí, una cosa puedo prometer, los mismos errores se pueden cometer una vez, y dos, pero tres no. Un error como este no lo volveré a cometer en la vida, porque no os imaginais lo que me arrepiento. No os imaginais lo que es acostarse cada noche llorando sin poder dormir pensando en lo que has hecho, en el daño que has hecho a personas que no se lo merecen. Porque no creo que sepais qué es que una persona os llore en vuestros brazos y saber que teneis la culpa de ello, porque es duro y lo he pasado mal. Lo pasé mal en el momento y lo paso mal cada noche acordandome de ese momento, de esa imagen, de ese rostro lleno de dolor. Espero que consiga salir de esto, aunque por el camino que va lo veo bastante difícil, yo ya he hecho todo lo que estaba en mi mano y he aconsejado lo que he podido, creo que no puedo hacer más. Y a él, a él le deseo lo peor, porque una persona que juega con otras dos no se merece ni el aire que respira, ni el suelo que pisa ni los amigos que tienen que están ahí, apoyándolo, sin que se lo merezca, porque no vale la pena ni como amigo. La vida pone a cada uno en su lugar, de eso puedo estar segura porque yo también estoy donde tengo que estar y he pasado lo que he tenido que pasar, y creo sinceramente, que no merezco vuestro apoyo, así que, os pido perdón aquí, públicamente y os agradezco todo lo que estáis haciendo por mi.
MUCHÍSIMAS GRACIAS.
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